martes, 22 de mayo de 2012

Si cada español me diese una peseta - Vol. 4

Hola mis queridos y sufridos seguidores a la par que "amigos", esto último lo pongo entrecomillado porque entiendo que, de tanta falsa esperanza levantada con entregas que nunca terminan de ver la luz, cada vez me odiaréis más. En cualquier caso, espero que no llegue la sangre al river y ser capaz de recuperar vuestra confianza, ¿no lo consiguió Kiko Rivera con Jessi o al revés? Pues eso, que procuraré aplicarme.

En fin...no desviaré más la atención  -que ya me estoy yendo por las ramas-, y me centraré en el contenido del post que, dentro de su sección, introduce una nueva variante. Me explico: además de compartir con vosotros algunas piezas de la última colección de quien, hoy por hoy -expresión folclórica por excelencia de la que soy fan acérrima-,  es una de mis diseñadoras fetiche, introduciré a debate el fenómeno de los "clones" que, como sabéis, las grandes compañías de fast fashion no paran de comercializar, para alegría y júbilo de todo tipo de fashionistas y streetstylers y sobre los que personalmente no tengo claro qué pensar.

Pues bien, como ya os avancé hace un tiempo, la diseñadora que tanto me gusta es Mary Katrantzou, posiblemente una de las mayor talento y éxito del momento. Realmente todo lo que hace la griega esta me parece espectacular, no sólo por los cortes y patronajes de sus prendas -que son de quitar el sentido-, sino también o, mejor dicho, especialmente por sus estampados. Es precisamente en ellos, sus tintes y matices de color donde se percibe de forma clara la amplia experiencia como creadora de interiores de su autora.




¿No me digáis que este vestido no se merece un "ohhhhhhhhhhhhhhh"?

Aquí su "hermano" para mediometros, entre las que me incluyo, que también es ideal:



Por último, este otro conjunto -falda y top-, similar a la primera opción que os mostraba hace un rato, quizá algo más ponible y, eso sí, igualmente maravilloso:





Repámpanos, ¿a que todos ellos son como de ida de olla? Peeeero, como la felicidad completa no existe, hay un pequeño problemita relacionado con el número de furgones blindados que es necesario robar para poder llegar a contar con una de estas obras maestras en nuestro armario. Snif, snif, sí, efectivamente, se llaman más de dosmil cualquiera de las tres propuestas, lo cual las convierte en cuasi inaccesibles para la mayor parte de los mortales. De hecho, por eso están aquí, para ver si, de una vez por todas, empezáis a hacer los deberes y me regaláis alguno, que el jueves es mi santo...

Ya, ya sé que no he sido lo suficientemente buena últimamente como para andar con exigencias. Por eso, con todo el dolor de mi corazón, no insistiré y directamente pasaré a desarrollar la segunda parte del post que, como os decía al principio, versa sobre un fenómeno bastante común en la actualidad al que yo llamaría algo así como "el ataque de los clones". Su planteamiento me vino a la cabeza esta misma mañana mientras navegaba por la web de Blanco y me topé con el siguiente vestido: 


Ummmmm, sospechoso el parecido con las prendas que acabamos de ver, ¿no? ¡¡Si hasta parece que lo ha diseñado una tal Mary "Ka-katrantzou"!! 

Ay no sé, no sé qué pensar...por una parte supongo que está bien que cualquier niña, o cualquiera de nosotras, pueda ir a la última y monísima por 39,90€ pero, por otro lado, me resulta un poco excesivo que el Zara o Blanco de turno "fusilen" un patrón o estampado -como en este caso- sin ningún tipo de cuestionamiento ni problema legal. Y que conste que soy la primera que varias veces he sucumbido a la tentación de la copia, lo que ocurre es que tengo la impresión de que, éstas, cada vez son más numerosas y descaradas y por ahí ya no paso. Democratización de la moda SÍ, pero dentro de unos límites, ¿no les parece, señores? 

Vosotros, ¿qué pensáis?, ¿os gusta Mary Katrantzou tanto como a mí?, ¿sois fieles seguidores de las tendencias a base de "clones" cortesía de Don Amancio y compañía?

¡Abrazos mil!

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